De vez en cuando aparecen algunas series de forma casi anónima, lejos de los grandes titulares y de los grandes focos, sin ser acompañados por grandes promociones, pero que poco a poco se van haciendo un hueco en los mentideros seriéfilos gracias a su buen hacer y que, aprovechando estos días de sequía, acabas dándoles una oportunidad, para acabar enamorándote de ella. Esto es lo que me ha pasado con la serie británica Hit & Miss.
Hit & Miss es una miniserie de seis episodios que se está emitiendo actualmente por el canal de cable Sky Atlantic, dónde se nos plantea la historia de Mia (Cloë Sevigny), una asesina a sueldo, transexual, que ha de hacerse cargo de un hijo fruto de un matrimonio anterior a su transformación y del que desconocía su existencia. Contado así, en frío reconozco que es un argumento que más que atraer, disuade de ver la serie. Sin embargo, cuando nos liberamos de los prejuicios iniciales, nos encontramos ante otra gran serie británica.
Los argumentos se plantean con naturalidad, sin buscar escandalizar al espectador ni intentar momentos de sensacionalismo innecesario. Quizás el hecho de ser una serie emitida por una cadena de cable favorece esta naturalidad en las temáticas pero, sinceramente, no me esperaría un tratamiento tan natural de la historia en una Network americana.
La serie cuenta con dos bazas, la presencia de Paul Abbott como guionista (Shameless, State of play, Exile, ...) y de Cloë Sevigny (Boys Don't Cry, Big Love,...) como protagonista. Del primero se nota su tratamiento de las relaciones de familia. La segunda aporta una interpretación magistral de una persona fría, de mirada distante, pero que se nos mueve con un aire seductor por la pantalla. Esta frialdad y soledad inicial que tiene Mia, se ve sacudida en el momento en el que debe hacerse cargo no sólo de su hijo, sino también de otros tres menores fruto de otras relaciones de su ex-esposa, pasando a ser el pilar de apoyo de un hogar desestructurado.
Serie con un ritmo tranquilo, donde la historia fluye suavemente, sin prisas, sin pausas, lo que permite que la saboreemos tranquilamente apreciando sus matices, sus detalles, como si estuviésemos saboreando una copa de un buen vino. Posiblemente no sea una obra maestra como las recientes Black Mirror o Shadow Line, pero si que estamos ante otra gran serie de televisión.