No me entendáis mal. Estoy harta de la huelga pero todavía mantengo mi espíritu liberal y mi respeto a los derechos de todo el mundo. A lo que me refiero con que la huelga es un virus (o una epidemia, según se mire) es a que empezó siendo un mal identificado dentro de un sector concreto pero que, con el paso del tiempo, pasó a convertirse en una enfermedad extendida a otras parcelas de una misma temática, convirtiéndose en una epidemia de terribles consecuencias.
Lo bueno de todo esto es que no es un virus mortal, aunque sí que va a repercutir notablemente en la salud de las televisiones. Esta metáfora del virus y la epidemia me sirve para explicar las ramificaciones virales que está teniendo esta huelga.
En primer lugar la huelga afectó de forma directa a las televisiones -objetivo fundamental y primario de dicha concentración-. Sin embargo, con el paso del tiempo -como decíamos- las afecciones se han ido ramificando y ya no sólo se concentran en un territorio concreto -USA- sino que se encuentran en vías de ampliación.
Cuando veo que en la FOX, CUATRO o LA SEXTA (todo cadenas televisivas privadas de pago y en abierto de España) anuncian la Temporada 4 de Anatomía de Grey o de House o el estreno de Private Practice (Sin Cita Previa en España, aunque eso es fruto de otro post), no me queda otra cosa más que asombrarme: ¿Cómo son capaces de aventurarse a dejar a su audiencia con un final abrupto y sin sentido sabiendo, como saben de antemano, que muchas series no están ni mucho menos bien finalizadas?
El caso concreto lo encontramos en Private Practice o Pushing Daisies, donde la trama está empezando, ni siquiera se ecnuentra en un momento interesanta. 9, concretamente, son los capítulos de ambas -sin ninguno más en la recámara- y el último capítulo no soluciona nada, no finaliza nada, en un punto y seguido no un punto y aparte. No entiendo ciertas decisiones.
Lo dicho, la huelga empezó en USA y contra las televisiones y se está extendiendo a otros países y damnificando a los de siempre: a la audiencia, los fans.
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